De extremada sensibilidad poética, esta solera se presenta en delicado color ámbar con un sublime paladar aterciopelado magistralmente equilibrado que transporta al degustante a un sinfín de sensaciones. Éste vino rancio dulce se elabora por el sistema de solera que integra la misma cantidad del vino de barricas con distintas edades en una misma mezcla, siendo en éste caso la de 1926, la porción de la barrica madre más antigua de éste vino oxidativo.

De color ámbar con reflejos dorados.

Aromas a frutas tropicales muy maduras y flores blancas.

Vino dulce de textura sedosa, en boca conserva la acidez que le otorga frescura aún a su edad.